jueves, 5 de abril de 2012

Una entrevista con Gustavo Roldán

Para recordar ...


¿Qué lo llevó a dedicarse a la literatura infantil?
Gustavo Roldán: A mí me gustaba que me contaran cuentos cuando era chiquito y cuando fui grande me gustó contarles cuentos a los chicos. Yo escribía para grandes, y un día escribí para chicos y me gustó, me divertí. Me fue bien, y esas son cosas que lo impulsan a uno a mandar todo al diablo o a seguir. Porque si a uno le va mal, no importa si es bueno o malo. Le puede ir mal haciendo maravillas y le puede ir bien haciendo basura. Pero bueno… aquí estoy todavía.
¿En qué se inspira para escribir?
Gustavo Roldán: Uno se inspira también de lo que pasa en el mundo, lo que uno va viendo todos los días, lo que le va pasando y todo lo que lee en el diario. Y de repente, aparece un cuento. No sabés porqué ni cómo.
¿Hay que prepararse para escribir para chicos?
Gustavo Roldán: No, hay que prepararse para escribir. Y después según el cuento irá para uno u otro público. En cuanto uno se pone a escribir para chicos, sale un cuento pavote. Lo que hace que un libro sea para chicos son los dibujitos, la tapa, elementos que lo hacen infantil. Si un chico lo ve más serio, más sobrio, dice "eso es para grandes".

¿O sea que considera que no habría diferencia entre literatura infantil y literatura en general?
Gustavo Roldán: Hay alguna diferencia: limpiar alguna palabra o alguna cosa más erudita, no dar cosas muy extensas. Si yo escribo una novela de 500 páginas, eso no es para chicos. Pero por el tamaño, no por cómo está escrito.


Escribiendo para niños y también para adultos, ¿encuentra en alguno de esos géneros más satisfacción?
¿Se siente más cómodo en el mundo de los niños o de los grandes?
Gustavo Roldán: Me siento incómodo en cualquiera de los dos lados, porque me cuesta trabajo. Si estoy escribiendo un cuento de poemas que creo que es para grandes, me siento incómodo y molesto porque me cuesta. Si estoy escribiendo un cuento para chicos, me siento incómodo también. Siempre me siento incómodo.
Gustavo, en su caso en particular, usted escribe mucho sobre animales. ¿Es un recurso o se debe a un amor personal por la naturaleza?
Gustavo Roldán: Yo me crié en el monte en el Chaco, donde viven ellos. Me crié con ellos. Y además es un recurso. En un mundo que está lleno de prohibiciones, limitaciones y censura, los animales me dan ciertos permisos para hablar de cosas prohibidas.
Todo ese folclore que usted incorpora en sus libros, ¿piensa que tiene un efecto en los chicos de la ciudad que quizás no lo conocen?
Gustavo Roldán: Yo hablo sobre lo que yo conozco. Creo que cada uno tiene que hablar de lo que conoce. El que vive aquí, el que vive en París, el que vive en el monte, el que vive en la ciudad, tienen que tratar de contar lo que saben, no lo que no saben. Porque sino uno mete la pata.
¿Piensa que sus costumbres y su infancia se traducen en sus libros de forma inevitable o escribe al respecto a propósito?
Gustavo Roldán: Las dos cosas, es inevitable y además lo hago a propósito. Uno siempre hace lo que le sale naturalmente: cómo habla, cómo se viste, cómo se peina, qué come. Todo eso son cosas que salen y que están mostrando una ideología y qué piensa uno.
¿Cómo se siente al haber sido galardonado con tantos premios a lo largo de su carreras?
Gustavo Roldán: Yo no creo en los premios, pero me encanta recibirlos. Son gratificantes, y son cosas que estimulan para que uno tenga ganas de seguir trabajando.

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