martes, 3 de abril de 2012

Sin hacer ruido como el Tatú de su cuento, murió Gustavo Roldán

Ayer en el Día mundial del libro infantil falleció Gustavo Roldán, un destacado escritor argentino que supo abrirse camino al mundo.



Había nacido en Sáenz Peña, provincia del Chaco, el 16 de agosto
de 1935.
Residía en Buenos Aires. Licenciado en Letras Modernas de la Universidad de Córdoba. Escritor. Codirector de colecciones de libros para niños de Ediciones Colihue. Traductor. Coordinó talleres literarios de escritura y reflexión. Premio Casa de las Américas en 1989.
Autor de Dragón; Sapo en Buenos Aires; Una lluvia de pájaros; La leyenda del bicho colorado; Juegos del cielo y del infierno; Como si el ruido pudiera molestar; Historias del piojo; Un largo roce de alas, entre otros títulos.


Sobre el oficio de escritor de literatura infantil decía :"Aspiro a escribir textos donde la cantidad de años que tenga el lector no sea más que un accidente como el verano o la lluvia o el frío."




Se fue en silencio como el Tatú y nosotros nos quedamos como los animales de su cuento "Como si el ruido pudiera molestar"

Aquí va el primero y el último fragmento de este bellísmo cuento:




"Fue como si el viento hubiera comenzado a traer las penas. Y de repente todos los animales se enteraron de la noticia. Abrieron muy grandes los ojos y la boca, y se quedaron con la boca abierta, sin saber qué decir.
Es que no había nada que decir.
Las nubes que trajo el viento taparon el sol. Y el viento se quedó quieto, dejó de ser viento y fue un murmullo entre las hojas, dejó de ser murmullo y apenas fue una palabra que corrió de boca en boca hasta que se perdió en la distancia.
Ahora todos lo sabían: (...) 


"El tatú miró para todos lados, después bajó la cabeza, cerró los ojos, y murió.
Muchos ojos se mojaron, muchos dientes se apretaron, por muchos cuerpos pasó un escalofrío.
Todos sintieron que los oprimía una piedra muy grande.
Nadie dijo nada.
Sin hacer ruido, como si el ruido pudiera molestar, los animales se fueron alejando.
El viento sopló y sopló, y comenzó a llevarse las penas. Sopló y sopló, y las nubes se abrieron para que el sol se pusiera a pintar las flores. El viento hizo ruido con las hojas de los árboles y silbó entre los pastos secos."




¡Gracias Gustavo por la herencia que nos dejaste!
Será para mí  imborrable el recuerdo  de aquella jornada que  tuve la dicha de compartir  junto a tu Laura, entre cuentos, afectos y anécdotas .



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