sábado, 5 de enero de 2013

Vamos por Rusia...


LA LLEGADA DE "DED MOROZ"

En Rusia el Año Nuevo es la fiesta más esperada. Los adultos esperan que sus más ansiados deseos se hagan realidad y todos, amigos y desconocidos, se desean felicidad, prosperidad y alegría para el próximo año.
Los niños sueñan con los regalos del Abuelo del Frío (en ruso "Ded Moroz", un personaje análogo de Papá Noel) y su nieta, Snegúrochka (de la palabra "sneg", "nieve").
Es una fiesta en la que la gente se reúne para celebrarla junto con los amigos y personas más íntimas, porque es la festividad de mayor importancia para los rusos, comparable solo a la importancia que tiene la Navidad para otros países, como el nuestro.
La novedad de celebrar el Año Nuevo el primero de enero
La tradición de celebrar la fiesta el primero de enero apareció en Rusia hace tan solo tres siglos. En el año 1699, el emperador Pedro I emitió un decreto por el que se ordenaba celebrar el Año Nuevo el uno de enero.
Después de este decreto "Sobre la celebración del Año Nuevo" a la manera europea, el abeto se convirtió en un símbolo de esta fiesta en Rusia. Siguiendo las órdenes del zar, los moscovitas adornaron por primera vez sus casas con motivo del Año Nuevo con ramas de pino, abeto y enebro.El árbol con su verdor perenne representaba la inmortalidad, la eterna juventud, la valentía, la lealtad, la longevidad y la dignidad.
Los rusos consideraban que el Año Nuevo se debía celebrar con ropa y zapatos nuevos, como símbolo del inicio de una nueva etapa vital. Por lo general, antes de Año Nuevo se cobraban todas las deudas, se perdonaban todos los males, se hacían las paces y se pedía perdón por todas las ofensas. Antiguamente, la entrada de año se celebraba también sacando de las casas todos los platos y muebles rotos y lavando las ventanas y los espejos.
A la Nochevieja se la llama "la noche generosa". Una abundante mesa festiva según la antigua creencia garantizaría el bienestar en el próximo año y se consideraba clave para la riqueza de la familia. Por lo tanto, trataban de servirla con todo lo que quisieran tener en abundancia en el futuro. En la cena servían carne, cereales, cocidos, compota de frutas, cerveza y pasteles con diferentes rellenos. También kisel, jugos de frutas y bayas, jarabes, mermeladas y leche con añadido de patata o de almidón de maíz o fermento de maíz.
Actualmente, la celebración de la principal fiesta nacional del año conserva muchas buenas tradiciones de todos los periodos de la historia de Rusia y sigue siendo un maravilloso festejo de magia y alegría. La llegada del Año Nuevo la noche del treinta y uno de diciembre al primero de enero se puede percibir por doquier. Las calles están adornadas con guirnaldas; las tiendas están llenas de adornos festivos; los escaparates exhiben las mejores decoraciones; letreros luminosos, pantallas gigantes que muestran vídeos dedicados al Año Nuevo, ferias con productos típicos, puentes y edificios iluminados… todo luce sus mejores galas anunciando la gran fiesta.
Las plazas principales, las instituciones públicas y las mismas casas ya están decoradas con los abetos. El principal de todos ellos se instala en el corazón de la capital rusa, en la Plaza de la Catedral del kremlin. Antes de ser instalado allí, el árbol participa en un tenso concurso. Unos guardabosques experimentados organizan una selección a gran escala para encontrar el abeto que responda a las siguientes exigencias: todo el tronco debe ser del mismo grosor, ha de ser frondoso y tener muchas agujas, tiene que tener un buen aspecto para que luzca con el kremlin al fondo y, lo más importante, tiene que poder resistir los caprichos del tiempo en Moscú.
Aún hoy, se celebra la fiesta del Abuelo del Frío. Cada año este bondadoso anciano inicia su periplo desde su residencia en Veliki Ústug, una ciudad antigua, pequeña y tradicional al noroeste de Rusia, recorre otras localidades rusas y llega a Moscú.

“Pasarás el siguiente año tal y como lo recibas”, dice un famoso refrán ruso. Por eso, es muy habitual celebrar esta fiesta con verdadera euforia, con muchas risas y ruido, mucha alegría, para que los recuerdos de esta noche se conserven durante los siguientes 365 días.

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