domingo, 22 de abril de 2012

El avión de Matías, cuento de Edith Mabel Russo



Este hermoso cuento infantil obtuvo el Primer Premio del Concurso Martha Salotti en 1995 y fue publicado por la editorial Plus Ultra en 1997. 









Había llegado la hora de ir al jardín. Mientras Matías terminaba de tomar la leche, la mamá se fijó si en la bolsita estaba todo preparado.

La abrió y sí, estaba todo: la toallita, el mantel con la servilleta, el vaso para la merienda y… el avión amarillo…

—¿Y este avión? ¿Qué hace en la bolsa? —preguntó la mamá—. Sabés bien que la señorita Liliana no quiere que lleves juguetes al jardín… ¡Se pueden perder!

—¡Hoy sólo, mami! ¡Dale! ¡Hoy solito!

Y la mamá lo dejó pero… Tal como se lo había dicho, cuando la señorita Liliana lo vio a Matías jugando con el avión le dijo:

—¡Ay! Matías… ¿No te dije muchas veces que tenés que jugar con los juguetes que hay en la salita? ¡Dámelo! Lo ponemos sobre la biblioteca y cuando te vas, te lo llevás. Ahora… ¡A cantar!

Entonces Matías se fue a la sala de música con todos los chicos y sobre un libro de cuentos quedó el avioncito amarillo…

—¡Estoy muy aburrido! —dijo rezongando y ¡RUMM! ¡RUMM! sin pensarlo dos veces, empezó a volar por toda la salita…

Sobre las mesas y las sillas. Sobre la biblioteca y el rincón de la mamá.

Las muñecas le decían: ¡Adiós! Los libros se cerraban y se abrían para saludarlo y los crayones se desparramaban por el piso escribiendo: ¡Adiós! ¡Adiós!, con todos los colores del arco iris.

Dio tantas vueltas alrededor de la sala que de repente dijo:

—¡Sigo aburrido! ¡Mejor salgo un rato a pasear!

—¡RUMMM! ¡RUMMM! —aceleró el motor y salió por la ventana.

¡Ahora sí que se divertía! ¡Volaba y volaba!

Cruzaba el celeste del cielo una y otra vez.

Cabeza arriba, cabeza abajo…, el ¡RUMMM! ¡RUMMM! de su motor quebraba el silencio de la mañana.

Todo estaba bien, demasiado bien, pero de pronto… ¡PAF! quedó enganchado entre las ramas de un árbol.

—¡Ay! —dijo el avioncito—. ¡Me duele todo! ¡Me duele un ala! ¡Me duele la otra! ¡Me duele la cola! ¡Me duele la hélice!

—¡RUMMMMMMM! —hacía el motor con toda la fuerza pero no podía desengancharse.

Al rato nomás, ¡por suerte!, pasaron por allí como cien mariposas. Apenas lo vieron, lo rodearon por completo y tomándolo suavemente lo desengancharon…

—¡Gracias! —dijo el avioncito—. ¿Quieren venir conmigo a dar un paseo?

—¡Claro que sí! —dijeron las mariposas y se pararon sobre el techo, las alas y la cola del avioncito.

¡Qué manera de volar! ¡Qué manera de divertirse!

De pronto el avioncito dijo:

—¡Tengo que irme. ¡Si Matías no me encuentra va a llorar muchísimo!

—¡Te acompañamos! —dijeron las mariposas, y todos juntos entraron por la ventana de la salita…

Cuando los chicos terminaron de cantar, fueron a buscar las toallitas para lavarse las manos y… ¡Qué sorpresa! ¡No podían creer lo que veían!

Sobre la biblioteca estaba el avioncito amarillo en el medio de una ronda de mariposas de colores.

—¡Vamos! ¡A lavarse las manos! —dijo la señorita Liliana.

Y todos hicieron caso dando saltitos de alegría porque, para acompañarlos, se formó de repente sobre sus cabezas un techo multicolor de burbujas de jabón y mariposas.

Hoy hace cinco años que se fue Edith Mabel Russo

LA LUNA NO DUERME de Mabel  E.Russo




Un gato sin sueño,
¡gato encaprichado!,
pasea y pasea
sobre mi tejado.
Ya llegó la noche
con su capa negra;
y el gato no quiere
que la luna duerma.
(Estrellas con sueño…
grillos desvelados…
y un gato despierto
sobre mi tejado…)
Serenata eterna
de largos maullidos;
la noche se quiebra
y nadie ha dormido.
Un sol que despierta
(ya llegan los diarios)
y luces prendidas
en el vecindario.
Luceros inquietos,
luna con ojeras
y duendes que espían
desde las veredas.
(Collar de bostezos…
párpados pesados…
y un gato despierto
sobre mi tejado…)

Edith Mabel Russo nació en la ciudad de La Plata, Buenos Aires, Argentina. Fue docente y trabajó como directora del Nivel Inicial. Publicó varios libros de literatura infantil (poesías, cuentos, adivinanzas, rimas, trabalenguas, canciones). Todos bañados de una magia especial ya que fue una  de las destacadas escritora de literatura infantil. Sus obras fueron publicadas por Kapelusz, Puerto de Palos, Edebé, Plus Ultra, AZ, Estrada, Guadal, Ediba y Ediciones Infantil entre otras. Colaboró con otros autores en la realización de manuales, libros de lectura, antologías, etc. Escribío para revistas especializadas en educación y literatura para niños. Recibió alrededor de treinta premios por su labor.


Tuve el honor de ser su amiga . Entrañable como ninguna. Hoy hace cinco años que siento su ausencia .El globo en el que se fue y se convirtió en estrella se asoma a la ventana de mi nostalgia y me humedece los ojos.

viernes, 13 de abril de 2012

Seguimos con la película de Manuelita

Ayer vimos los primeros años  de Manuelita. Luego como dice la canción de María Elena Walsh , ella se va a Paris. Según la película de Manuel García Ferré allí vive grandes momentos de suspenso, fama, miedo...
pero ella extraña a su Pehuajó querido. A pesar de haber ganado muchísimo dinero como modelo de alta costura, le roban el dinero y no puede regresar...

Hoy verás el REGRESO DE MANUELITA...

¡No te cuento más!.... Disfrutá de este fragmento de la película....

Hasta mañana....








jueves, 12 de abril de 2012

MANUELITA EN EL CINE

Hola... como les prometí ayer,  hoy quiero que se deleiten con esta obra maravillosa del genio argentino Manuel García Ferré.

La película MANUELITA, que se realizó en argentina en 1999 con la productora García Ferré, basada en la canción MANUELITA LA TORTUGA de María Elena Walsh es un despliegue de talento en dibujos animados.

La canción sirvió de disparador para recrear y abrir el mundo mágico de esta tortuga que ganó el corazón de chicos y grandes.Abundan las aventuras, la ternura , el ingenio, la fantasía, los valores...

Bueno aquí les dejo la primera parte de la peli, en donde  MANUELITA  es una beba recién nacida, sus primeras travesuras, el comienzo de la escuela...

Mejor no hablo más...¡A disfrutar!

















miércoles, 11 de abril de 2012

UNA TORTUGA CON MONUMENTO

Hoy disfrutamos de la canción 
"MANUELITA LA TORTUGA" de María Elena Walsh

Sí... la tortuga que vivía en Pehuajó. ¿Sabías que Pehuajó existe?¿ que en ese lugar Manuelita tiene su monumento?¿y que también hicieron una película?  
Ya te cuento todo ...


Ahora disfrutá de la letra de la canción que es una hermosa poesía.

 Manuelita vivía en Pehuajó
pero un día se marcó.
Nadie supo bien por qué
a París ella se fue
un poquito caminando
y otro poquitito a pie.

Manuelita, Manuelita,
Manuelita dónde vas
con tu traje de malaquita
y tu paso tan audaz.


Manuelita una vez se enamoró d
e un tortugo que pasó.
Dijo: ¿Qué podré yo hacer?
Vieja no me va a querer,
en Europa y con paciencia
me podrán embellecer.

En la tintorería de Paris
la pintaron con barniz.
La plancharon en francés
del derecho y del revés.
Le pusieron peluquita
y botines en los pies.

Tantos años tardó en cruzar el mar
que allí se volvió a arrugar
y por eso regresó
vieja como se marchó
a buscar a su tortugo
que la espera en Pehuajó.






 Aquí está este link para que escuches y veas a Manuelita:



Como ya leíste y escuchaste... Manuelita vivía en Pehuajó. 
Pehuajó es una ciudad que se encuentra en Argentina, en el noroeste de la provincia de Buenos Aires y a 365 km de la capital.
Como este lugar se hizo famoso en casi todo el mundo por la canción de María Elena Walsh, la Municipalidad del lugar le agradeció levantando una escultura de Manuelita.
Está ubicada sobre la Ruta Nacional N° 5. Si por casualidad andás cerca, podés llegar y conocerla.









Se hizo tan famosa esta tortuga Manuelita que también llevaron su vida al cine en el año 1999.
Es una película argentina de dibujos animados y su director fue Manuel García Ferré.
Este es el afiche.



Mañana te dejaré un link de la película y te contaré todo lo que hizo Manuel García Ferré , un genio dedicado a los chicos.


HASTA MAÑANA...











martes, 10 de abril de 2012

Un chapuzón para la luna

CANCIÓN PARA BAÑAR LA LUNA

María Elena Walsh


Para escuchar, ver y disfrutar... 








Ya la Luna baja en camisón
a bañarse en un charquito con jabón.
Ya la Luna baja en tobogán
revoleando su sombrilla de azafrán.
Quien la pesque con una cañita de bambú,
se la lleva a Siu Kiu.

Ya la luna viene en palanquin
a robar un crisantemo del jardín
Ya la luna viene por allí
su kimono dice no, no y ella sí.
Quien la pesque con una cañita de bambú,
se la lleva a Siu Kiu.

Ya la luna baja muy feliz
a empolvarse con azucar la nariz
Ya la luna en puntas de pie
en una tacita china toma té
Quien la pesque con una cañita de bambú,
se la lleva a Siu Kiu.

Ya la luna vino y le dio tos
por comer con dos palitos el arroz
Ya la luna baja desde allá
y por el charquito-quito nadará
Quien la pesque con una cañita de bambú,
se la lleva a Siu Kiu


lunes, 9 de abril de 2012

María Elena Walsh

RECORDANDO A UNA GRANDE DE LA LITERATURA INFANTIL ...



MARÍA ELENA WALSH 






María Elena Walsh nació el 1 de febrero de 1930 en Ramos Mejía, suburbio de la ciudad de Buenos Aires. Caserón grande, con patios y gallinero, un pomerania negro, rosales, gatos, limoneros y naranjos y una higuera muy cómoda sobre cuyas ramas la hija rubia y pecosa de «un inglés del ferrocarril» leía durante la siesta de los mayores Los Tres MosqueterosRobinson Crusoe y La Cabaña del Tío Tom. Antes de finalizar sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, a los diesisiete años, escribió su primer libro: Otoño Imperdonable, libro de poemas que mereciera el segundo premio Municipal de Poesía. Ya antes, en 1945, había publicado sus primeros versos en la legendaria revista El Hogar y en el suplemento literario de La Nación.
    En 1948, viajó a los Estados Unidos invitada por Juan Ramón Jiménez. En 1952 partió hacia Europa, radicándose en París durante cuatro años. Allí, con Leda Valladares, formó un dúo que se dedicó a difundir el folclore argentino, recibiendo premios y el aplauso del público. Es en esa época también que comienza a escribir versos para niños.
   Desde 1959 escribe guiones para TV, obras de teatro, canciones para niños. Las canciones de sus obras de teatro (Canciones para mirarDoña Disparate y Bambuco, etc.), la letra y la música de sus canciones son cantadas por millares de niños en la Argentina, generación tras generación, quienes participan del mundo de fantasía e ingenio que les propone María Elena Walsh.

Después de una larga enfermedad fallece en Buenos Aires un 11 de enero de 2011.








Podríamos decir que fue la mamá de la tortuga Manuelita...


¿Te acuerdas?...


"Manuelita vivía en Pehuajó pero un día se marchó. Nadie supo bien por qué a París ella se fue un poquito caminando y otro poquitito a pie..."












jueves, 5 de abril de 2012

Una entrevista con Gustavo Roldán

Para recordar ...


¿Qué lo llevó a dedicarse a la literatura infantil?
Gustavo Roldán: A mí me gustaba que me contaran cuentos cuando era chiquito y cuando fui grande me gustó contarles cuentos a los chicos. Yo escribía para grandes, y un día escribí para chicos y me gustó, me divertí. Me fue bien, y esas son cosas que lo impulsan a uno a mandar todo al diablo o a seguir. Porque si a uno le va mal, no importa si es bueno o malo. Le puede ir mal haciendo maravillas y le puede ir bien haciendo basura. Pero bueno… aquí estoy todavía.
¿En qué se inspira para escribir?
Gustavo Roldán: Uno se inspira también de lo que pasa en el mundo, lo que uno va viendo todos los días, lo que le va pasando y todo lo que lee en el diario. Y de repente, aparece un cuento. No sabés porqué ni cómo.
¿Hay que prepararse para escribir para chicos?
Gustavo Roldán: No, hay que prepararse para escribir. Y después según el cuento irá para uno u otro público. En cuanto uno se pone a escribir para chicos, sale un cuento pavote. Lo que hace que un libro sea para chicos son los dibujitos, la tapa, elementos que lo hacen infantil. Si un chico lo ve más serio, más sobrio, dice "eso es para grandes".

¿O sea que considera que no habría diferencia entre literatura infantil y literatura en general?
Gustavo Roldán: Hay alguna diferencia: limpiar alguna palabra o alguna cosa más erudita, no dar cosas muy extensas. Si yo escribo una novela de 500 páginas, eso no es para chicos. Pero por el tamaño, no por cómo está escrito.


Escribiendo para niños y también para adultos, ¿encuentra en alguno de esos géneros más satisfacción?
¿Se siente más cómodo en el mundo de los niños o de los grandes?
Gustavo Roldán: Me siento incómodo en cualquiera de los dos lados, porque me cuesta trabajo. Si estoy escribiendo un cuento de poemas que creo que es para grandes, me siento incómodo y molesto porque me cuesta. Si estoy escribiendo un cuento para chicos, me siento incómodo también. Siempre me siento incómodo.
Gustavo, en su caso en particular, usted escribe mucho sobre animales. ¿Es un recurso o se debe a un amor personal por la naturaleza?
Gustavo Roldán: Yo me crié en el monte en el Chaco, donde viven ellos. Me crié con ellos. Y además es un recurso. En un mundo que está lleno de prohibiciones, limitaciones y censura, los animales me dan ciertos permisos para hablar de cosas prohibidas.
Todo ese folclore que usted incorpora en sus libros, ¿piensa que tiene un efecto en los chicos de la ciudad que quizás no lo conocen?
Gustavo Roldán: Yo hablo sobre lo que yo conozco. Creo que cada uno tiene que hablar de lo que conoce. El que vive aquí, el que vive en París, el que vive en el monte, el que vive en la ciudad, tienen que tratar de contar lo que saben, no lo que no saben. Porque sino uno mete la pata.
¿Piensa que sus costumbres y su infancia se traducen en sus libros de forma inevitable o escribe al respecto a propósito?
Gustavo Roldán: Las dos cosas, es inevitable y además lo hago a propósito. Uno siempre hace lo que le sale naturalmente: cómo habla, cómo se viste, cómo se peina, qué come. Todo eso son cosas que salen y que están mostrando una ideología y qué piensa uno.
¿Cómo se siente al haber sido galardonado con tantos premios a lo largo de su carreras?
Gustavo Roldán: Yo no creo en los premios, pero me encanta recibirlos. Son gratificantes, y son cosas que estimulan para que uno tenga ganas de seguir trabajando.

miércoles, 4 de abril de 2012

LAS HUELLAS DE TATÚ de GUSTAVO ROLDÁN



Si de huellas se trata... Gustavo supo dejar las más profundas en el imaginario de niños y grandes.




El sol era como un fuego redondo y amarillo. Sólo las iguanas se animaban a pasear mientras los otros animales se quedaban bajo los árboles buscando un lugar más fresco. -Hasta conversar me da calor -dijo el coatí. -Este sol nos va a borrar hasta las huellas -dijo el conejo. -¿Huellas? -dijo la lechuza-. El que siempre hablaba de huellas era el tigre. Miraba una huella y decía: “Por aquí pasó una vizcacha cara blanca; iba apurada y preocupada después de almorzar.” O decía: “Hace un ratito no más pasó al trote un ñandú que llevaba en el lomo a un pajarito cantor.” -¿Y le acercaba siempre? -¿Siempre? ¡Ni una sola vez! ¡Pero quién le iba a discutir, si era el tigre! El coatí mostró unas huellas al lado de un árbol y dijo: -Esta mañana pasó un amigo y estuvimos juntos un rato. Aquí quedaron sus huellas. ¿Alguno se anima a decir de quienes son? Todos se miraron con cara de no entender. Estudiaron las huellas una y otra vez, pero nada. Sólo veían un poco de tierra removida y alguna ramita quebrada. El único que no se acerco fue el sapo. Se quedó mordiendo un pastito como indiferente. -¿Y usted, don sapo?- dijo el mono-. ¿No se anima a descubrir quién pasó por ahí? -Y… -dijo el sapo-, como animarme me animo. Pero sería conveniente que todos se alejaran un poco. -¿Usted sabe de huellas, don sapo?
 -preguntó el coatí. -Ja -dijo el sapo-: no es por presumir, pero este sapo no estaría aquí si no supiera esas cosas. Y mientras se acercaba sin apuro, todos los bichos se fueron apartando y haciendo un círculo alrededor de las huellas. -¿Y, don sapo? -dijo el mono-. ¿Puede leer esas huellas? -Ja -dijo el sapo -como en un libro cerrado. -Abierto, don sapo. -No m´hijo, cerrado. Total, no sé leer. -¿Qué dicen esas huellas? -Como decir, no dicen nada, porque no saben hablar. Mire, m´hijo, por aquí pasó un tatú que renqueaba de la pata izquierda. Iba comiendo una naranja, tenía un lunar en la oreja y una mariposa en el lomo. -Sí, sí, don sapo. Así era -dijo el coatí. -No se apure, m´hijo, que todavía falta. Aquí se paró un momento y se rascó la panza. -¡Eso es magia, don sapo! ¡Qué sabiduría para leer huellas!- dijeron todos, admirados. -No se apuren, no se apuren. Era un tatú gordito y estaba tan contento que no le importaba la espina que se le había clavado en la pata un rato antes. Después se fue silbando un chamamé. -Sin duda era un tatú enamorado que iba a visitar a su novia, que se llama Margarita y que lo esperaba al lado del río. -Sí, sí, don sapo. Todo eso es cierto. -dijo el coatí. Yo charlé un ratito con el tatú y me contó todo eso. Los animales que lo rodeaban lo miraban con los ojos muy abiertos. -Ja -dijo el sapo mordisqueando un palito de costado-. Si sabrá de huellas este sapo. Y se fue a sentar en la mejor sombra, pensando en las ventajas de ser chiquito y poder quedarse entre los yuyos escuchando conversaciones sin que nadie lo viera.

martes, 3 de abril de 2012

NOCHE DE REYES A SALTOS de GUSTAVO ROLDÁN





El sapo andaba atareado y nervioso, revolviendo entre los yuyos y juntando cosas. No tenía tiempo casi ni para saludar.
 -Esta noche vienen, ¿eh, don Sapo? -preguntó el coatí.
 -Ay, don Sapo, no veo la hora de que lleguen -dijo la paloma.
 -No sé si voy a poder dormir esta noche -dijo la iguana.
 -Bah -dijo la lechuza-, ése es un sapo mentiroso. Seguro que les anduvo contando el cuento de los Reyes Magos.
 -Don Sapo nos dijo que esta noche van a venir con regalos- contestaron el coatí y la paloma.
 -¿Sí?- dijo la lechuza-, y también les habrá dicho que vendrán montados en camellos. ¿Me quieren explicar cómo hacen los camellos para cruzar el mar? ¿A que eso no les dijo?
 -Claro que sí. Nos contó que había sido un problema, y por eso ahora vienen montados en sapos, que sí saben cruzar el mar. A saltos, claro.

-¿Y para cruzar las montañas? ¿Los sapos saben cruzar las montañas? ¿A que eso no les dijo?

-Sí nos dijo, sí nos dijo. Andan todo el día a los saltos para practicar el cruce de las montañas. Ésa es la forma de cruzarlas, a saltos.

-Bah- dijo la lechuza-, ése sapo es un mentiroso. ¡Miren si los Reyes Magos van a cambiar los camellos por sapos! ¿Alguien los ha visto montados en sapos? ¿A que eso no les dijo?

-Sí nos dijo, claro que sí. Nadie los vio porque los sapos no hacen ruido al saltar y llegan despacito cuando todos están dormidos. Los camellos hacen mucho ruido.

-Bah -dijo la lechuza-, se van a quedar con las ganas porque esta noche no va a venir nadie.

En la noche brillaba una luna redonda y blanca. El coatí, la paloma, el quirquincho y mil animales más daban vueltas sin poderse dormir. Al final, como sin darse cuenta, se durmieron más temprano que nunca. Sólo quedó despierto el canto de las ranas.

Aquel 6 de enero todos se despertaron muy temprano.

-¡Vinieron los Reyes!  ¡Vinieron los Reyes!- gritaban picos y hocicos.

Al lado de cada uno había un regalo. Una pluma roja para la paloma gris. Un higo maduro para el coatí. Una flor de mburucuyá para la iguana. Y así mil cosas para los mil animales.

-¡Vinieron los Reyes!  ¡Vinieron los Reyes!- gritaban todos.

¿Todos? Bueno, todos no. En un rincón, tras de un árbol caído, el sapo dormía sin que los ruidos pudiesen sacarlo de su cansancio. Había andado a saltos toda la noche, y ahora soñaba con Reyes Magos montados en sapos, y hablando en sueños decía:
-Ja, si sabrá de Reyes Magos este sapo.

Sin hacer ruido como el Tatú de su cuento, murió Gustavo Roldán

Ayer en el Día mundial del libro infantil falleció Gustavo Roldán, un destacado escritor argentino que supo abrirse camino al mundo.



Había nacido en Sáenz Peña, provincia del Chaco, el 16 de agosto
de 1935.
Residía en Buenos Aires. Licenciado en Letras Modernas de la Universidad de Córdoba. Escritor. Codirector de colecciones de libros para niños de Ediciones Colihue. Traductor. Coordinó talleres literarios de escritura y reflexión. Premio Casa de las Américas en 1989.
Autor de Dragón; Sapo en Buenos Aires; Una lluvia de pájaros; La leyenda del bicho colorado; Juegos del cielo y del infierno; Como si el ruido pudiera molestar; Historias del piojo; Un largo roce de alas, entre otros títulos.


Sobre el oficio de escritor de literatura infantil decía :"Aspiro a escribir textos donde la cantidad de años que tenga el lector no sea más que un accidente como el verano o la lluvia o el frío."




Se fue en silencio como el Tatú y nosotros nos quedamos como los animales de su cuento "Como si el ruido pudiera molestar"

Aquí va el primero y el último fragmento de este bellísmo cuento:




"Fue como si el viento hubiera comenzado a traer las penas. Y de repente todos los animales se enteraron de la noticia. Abrieron muy grandes los ojos y la boca, y se quedaron con la boca abierta, sin saber qué decir.
Es que no había nada que decir.
Las nubes que trajo el viento taparon el sol. Y el viento se quedó quieto, dejó de ser viento y fue un murmullo entre las hojas, dejó de ser murmullo y apenas fue una palabra que corrió de boca en boca hasta que se perdió en la distancia.
Ahora todos lo sabían: (...) 


"El tatú miró para todos lados, después bajó la cabeza, cerró los ojos, y murió.
Muchos ojos se mojaron, muchos dientes se apretaron, por muchos cuerpos pasó un escalofrío.
Todos sintieron que los oprimía una piedra muy grande.
Nadie dijo nada.
Sin hacer ruido, como si el ruido pudiera molestar, los animales se fueron alejando.
El viento sopló y sopló, y comenzó a llevarse las penas. Sopló y sopló, y las nubes se abrieron para que el sol se pusiera a pintar las flores. El viento hizo ruido con las hojas de los árboles y silbó entre los pastos secos."




¡Gracias Gustavo por la herencia que nos dejaste!
Será para mí  imborrable el recuerdo  de aquella jornada que  tuve la dicha de compartir  junto a tu Laura, entre cuentos, afectos y anécdotas .



lunes, 2 de abril de 2012

EL PATITO FEO de Hans Christian Andersen



Como cada verano, a la Señora Pata le dio por empollar y todas sus amigas del corral estaban deseosas de ver a sus patitos, que siempre eran los más guapos de todos.
Llegó el día en que los patitos comenzaron a abrir los huevos poco a poco y todos se congregaron ante el nido para verles por primera vez.
Uno a uno fueron saliendo hasta seis preciosos patitos, cada uno acompañado por los gritos de alborozo de la Señora Pata y de sus amigas. Tan contentas estaban que tardaron un poco en darse cuenta de que un huevo, el más grande de los siete, aún no se había abierto.
Todos concentraron su atención en el huevo que permanecía intacto, incluso los patitos recién nacidos, esperando ver algún signo de movimiento.
Al poco, el huevo comenzó a romperse y de él salió un sonriente pato, más grande que sus hermanos, pero ¡oh, sorpresa!, muchísimo más feo y desgarbado que los otros seis...
La Señora Pata se moría de vergüenza por haber tenido un patito tan feísimo y le apartó con el ala mientras prestaba atención a los otros seis.
El patito se quedó tristísimo porque se empezó a dar cuenta de que allí no le querían...
Pasaron los días y su aspecto no mejoraba, al contrario, empeoraba, pues crecía muy rápido y era flacucho y desgarbado, además de bastante torpe el pobrecito.
Sus hermanos le jugaban pesadas bromas y se reían constantemente de él llamándole feo y torpe.
El patito decidió que debía buscar un lugar donde pudiese encontrar amigos que de verdad le quisieran a pesar de su desastroso aspecto y una mañana muy temprano, antes de que se levantase el granjero, huyó por un agujero del cercado.
Así llegó a otra granja, donde una vieja le recogió y el patito feo creyó que había encontrado un sitio donde por fin le querrían y cuidarían, pero se equivocó también, porque la vieja era mala y sólo quería que el pobre patito le sirviera de primer plato. También se fue de aquí corriendo.
Llegó el invierno y el patito feo casi se muere de hambre pues tuvo que buscar comida entre el hielo y la nieve y tuvo que huir de cazadores que pretendían dispararle.
Al fin llegó la primavera y el patito pasó por un estanque donde encontró las aves más bellas que jamás había visto hasta entonces. Eran elegantes, gráciles y se movían con tanta distinción que se sintió totalmente acomplejado porque él era muy torpe. De todas formas, como no tenía nada que perder se acercó a ellas y les preguntó si podía bañarse también.
Los cisnes, pues eran cisnes las aves que el patito vio en el estanque, le respondieron:
- ¡Claro que sí, eres uno de los nuestros!
A lo que el patito respondió:
-¡No os burléis de mí!. Ya sé que soy feo y desgarbado, pero no deberíais reír por eso...
- Mira tu reflejo en el estanque -le dijeron ellos- y verás cómo no te mentimos.
El patito se introdujo incrédulo en el agua transparente y lo que vio le dejó maravillado. ¡Durante el largo invierno se había transformado en un precioso cisne!. Aquel patito feo y desgarbado era ahora el cisne más blanco y elegante de todos cuantos había en el estanque.
Así fue como el patito feo se unió a los suyos y vivió feliz para siempre.

domingo, 1 de abril de 2012

El mensaje a los niños del mundo para este 2 de abril

                                             FELIZ DÍA DEL LIBRO INFANTIL Y JUVENIL






Francisco Hinojosa, ha sido seleccionado para dejar el mensaje a todos los niños del mundo en el Día internacional del libro infantil y juvenil.Desde México nos cuenta que:

Había una vez un cuento que contaba el mundo entero.


Ese cuento en realidad no era uno solo, sino muchos más que empezaron 

a poblar el mundo con sus historias de niñas desobedientes y lobos 
seductores, de zapatillas de cristal y príncipes enamorados, de gatos 
ingeniosos y soldaditos de plomo, de gigantes bonachones y fábricas 
de chocolate.Lo poblaron de palabras, de inteligencia, de imágenes, de 
personajes extraordinarios. Le permitieron reír, asombrarse, convivir. Lo 
cargaron de significados. Y desde entonces esos cuentos han continuado 
multiplicándose para decirnos mil y una veces “Había una vez un cuento 
que contaba el mundo entero…”
Al leer, al contar o al escuchar cuentos estamos ejercitando la imaginación, 
como si fuera necesario darle entrenamiento para mantenerla en forma. Algún 
día, seguramente sin que lo sepamos, una de esas historias acudirá a nuestras 
vidas para ofrecernos soluciones creativas a los obstáculos que se nos presenten 
en el camino.
Al leer, al contar o al escuchar cuentos en voz alta también estamos repitiendo 
un ritual muy antiguo que ha cumplido un papel fundamental en la historia de 
la civilización: hacer comunidad.
Alrededor de esos cuentos se han reunido las culturas, las épocas y las 
generaciones para decirnos que somos uno solo los japoneses, los alemanes 
y los mexicanos; aquellos que vivieron en el siglo XVII y nosotros que leemos 
un cuento en la internet; los abuelos, los padres y los hijos. Los cuentos nos 
llenan por igual a los seres humanos, a pesar de nuestras enormes diferencias, 
porque todos somos, en el fondo, sus protagonistas.
Al contrario de los organismos vivos, que nacen, se reproducen y mueren, los 
cuentos, que surgen colmados de fertilidad, pueden ser inmortales. En especial 
aquellos de tradición popular que se adecúan a las circunstancias y al contexto 
del presente en el que son contados o reescritos. Se trata de cuentos que, al 
reproducirlos o escucharlos, nos convierten en sus coautores.
Y había una vez, también, un país lleno de mitos, cuentos y leyendas que viajaron 
por siglos, de boca en boca, para exhibir su idea de la creación, para narrar su 
historia, para ofrecer su riqueza cultural, para excitar la curiosidad y llenar de 
sonrisas los labios.
Era también un país en el que pocos de sus pobladores tenían acceso a los libros. 
Pero esa es una historia que ya ha empezado a cambiar. Hoy los cuentos están 
llegando cada vez más a rincones apartados de mi país, México. Y al encontrarse 
con sus lectores están cumpliendo con su papel de hacer comunidad, hacer familia 
y hacer individuos con mayor posibilidad de ser felices.
Francisco Hinojosa. Poeta, narrador y editor. Nació en 1954 en el D.F., México. 
Estudió la carrera de Lengua y literatura hispánicas en la Universidad Nacional 
Autónoma de México.  Una gran parte de su obra ha sido dedicada a la literatura 
para niños y jóvenes.